Allan Kardec
1.- El sueño y los sueños.
Pregunta 400. El Espíritu
encarnado, ¿permanece de buena gana en su envoltura corporal?.
Respuesta. - Es como si
preguntaras si al preso le agrada estar en la cárcel. El Espíritu encarnado
aspira sin tregua a liberarse, y cuanto más grosera es la envoltura, tanto más
desea deshacerse de ella.
Pregunta 401. Durante el sueño,
¿descansa el alma tanto como el cuerpo?.
Respuesta. - No. El Espíritu
nunca está inactivo. En el transcurso del sueño, los vínculos que le unen al
cuerpo se relajan, y no teniendo el cuerpo ya necesidad de él, el Espíritu
recorre el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus.
Pregunta 402. ¿Cómo podemos
evaluar la libertad del Espíritu durante el sueño?.
Respuesta. - Por los sueños.
Convéncete de que cuando el cuerpo reposa el Espíritu posee más facultades que
durante la vigilia. Tiene la memoria del pasado y, en ocasiones, la previsión
del porvenir. Adquiere más poder y puede entrar en comunicación con los otros
Espíritus, ya sea en este mundo o bien en otro. Con frecuencia dices.:
“He tenido un sueño extravagante y horroroso, pero que no poseía ninguna
verosimilitud”. Y te engañas, porque muchas veces es un sueño en el que
aparecen los lugares y cosas que has visto o verás en otra vida o en otro
momento. Hallándose adormecido el cuerpo, el Espíritu trata de quebrar su
cadena para indagar en el pasado o en el porvenir.
¡Pobres hombres, que tan poco
conocéis los fenómenos más ordinarios de la vida!. Creéis ser muy sabios y las
cosas más vulgares os confunden. Ante las preguntas que todos los niños
formulan.: “¿Qué hacemos cuando dormimos?, ¿Qué son los sueños?”, permanecéis
perplejos.
El sueño libera, en parte, al
alma del cuerpo. Al dormir nos hallamos momentáneamente en el estado en que uno
se encuentra en forma permanente después de la muerte. Los Espíritus que al
desencarnar se desprenden pronto de la materia han tenido en vida sueños
lúcidos. Cuando dormían, se sumaban a la sociedad de los otros seres,
superiores a ellos. Viajaban, conversaban y se instruían con ellos. Incluso
trabajaban en tareas que al morir encontraron concluidas. Esto debe enseñaros
una vez más a no temer la muerte, puesto que morís un poco todos los días,
según la expresión de un santo.
Esto se refiere a los Espíritus
elevados, porque el común de los hombres, que a su muerte deben permanecer
largas horas en la turbación, en esa incertidumbre de que os han hablado, se
marchan a mundos inferiores a la Tierra, adonde antiguos afectos los reclaman,
o bien van a buscar placeres quizá todavía más bajos que los que aquí tenían,
aprendiendo doctrinas incluso más viles, innobles y perjudiciales que las que
profesaban en medio de vosotros. Y lo que engendra la simpatía en la Tierra no
es otra cosa que el hecho de sentirnos, al despertar, unidos por el corazón a
aquellos con quienes acabamos de pasar ocho o nueve horas de felicidad o de
placer. Lo que explica asimismo esas antipatías invencibles que a veces
experimentamos, es que sabemos en el fondo de nuestro corazón que determinadas
personas tienen una conciencia diferente a la nuestra, porque ya las conocemos
sin haberlas visto jamás con nuestros propios ojos. Y esto es lo que inclusive
explica nuestra indiferencia, puesto que no tratamos de hacer nuevos amigos
cuando sabemos que tenemos otros que nos aman y reconfortan. En pocas palabras:
el sueño influye en vuestra vida más de lo que pensáis.
Por efecto del sueño los
Espíritus encarnados están siempre en relación con el Mundo de los Espíritus, y
es esto lo que hace que los Espíritus superiores consientan, sin demasiada
repulsa, en encarnar entre vosotros. Dios ha querido que durante su contacto
con el vicio puedan ir a revigorizarse a la fuente del bien, para no flaquear
ellos mismos, que venían para instruir a los demás. El sueño es la puerta que
Dios les ha abierto hacia sus amigos del cielo. Constituye la recreación
después del trabajo, mientras esperan la gran liberación, la liberación
postrera que debe devolverlos a su verdadero medio.
El sueño es el recuerdo de lo
que vuestro Espíritu vio mientras dormíais. Pero notad que no en todos los
casos soñáis, porque no os acordáis siempre de lo que habéis visto, o de todo
lo que visteis. El recuerdo no os muestra al alma en todo su desarrollo. A
menudo sólo recordáis la turbación que acompaña a vuestra partida o reingreso,
a lo que se agrega la memoria de lo que habéis hecho o de lo que os preocupa en
estado de vigilia. A no ser por esto, ¿cómo explicaríais esos sueños absurdos,
que tanto los más sabios como los más simples suelen tener?. Los malos
Espíritus se sirven también de los sueños para atormentar a las almas débiles y
pusilánimes.
Por lo demás, veréis dentro de
poco surgir otra clase de sueños. Es tan antigua como la de que vosotros
conocéis, pero lo ignoráis. El sueño de Juana, el de Jacob, el de los profetas
judíos y de algunos adivinos hindúes: ese sueño es el recuerdo del alma
desprendida por completo del cuerpo, el recuerdo de esa segunda vida de que os
hablaba yo hace poco.
Poned mucha atención para
distinguir esas dos especies de sueños entre aquellos que recordáis. De no
hacerlo, incurriríais en contradicciones y errores que resultarían funestos
para vuestra fe.
Kardec. - Los sueños son el
producto de la emancipación del alma, que se torna más independiente debido a
la suspensión de la vida activa y de relación. De ahí una especie de
clarividencia indefinida que se extiende hasta los lugares más distantes o que
nunca se vieron, y a veces inclusive a otros mundos. De ahí también el recuerdo
que vuelve a traer a la memoria los acontecimientos verificados en la vida
actual o en las anteriores. Lo extraño de las imágenes de lo que acontece o
aconteció en mundos desconocidos, entremezcladas con cosas del mundo presente,
integran esos conjuntos extravagantes y confusos que parecieran no tener
sentido ni relación.
La incoherencia de los
sueños se explica aun por las lagunas que produce el recuerdo incompleto de
aquello que se nos apareció en el transcurso del sueño. Tal como un relato al
que se hubiera quitado al azar frases o trozos de ellas: al reunir los
fragmentos restantes perderían todo razonable significado.
Pregunta 403. ¿Por qué no
recordamos siempre los sueños?.
Respuesta. - En lo que tú
llamas el dormir hay sólo el descanso del cuerpo, por cuanto el Espíritu está
siempre en movimiento. En el transcurso del sueño recobra parte de su libertad
y alterna con aquellos a quienes ama, ya sea en este mundo o bien en otros.
Pero, como el cuerpo es una materia pesada y grosera, conserva con dificultad
las impresiones que ha recibido del Espíritu, porque el Espíritu no las
percibió por intermedio de los órganos corporales.
Pregunta 404. ¿Qué pensar del
significado que a los sueños se atribuye?.
Respuesta. - Los sueños no son
en modo alguno verdaderos, como lo entienden los decidores de la buenaventura,
porque es absurdo creer que soñar con tal cosa anuncia que ocurrirá tal otra.
Son verdaderos, en el sentido de que presentan imágenes reales para el
Espíritu, pero que a menudo no tienen relación con lo que sucede en la vida
corporal. Con frecuencia también, conforme hemos dicho ya, el sueño es un
recuerdo. Y por último, puede ser en ocasiones un presentimiento del porvenir,
si Dios lo permite, o la visión de lo que está aconteciendo en ese instante en
otro lugar, adonde el alma se traslada. ¿No tenéis numerosos ejemplos de
personas que se aparecen en sueños y advierten a sus parientes o amigos de lo
que les sucede?. ¿Qué son esas apariciones, sino el alma o Espíritu de tales
personas que acuden a comunicarse con el vuestro?. Cuando adquirís la
certidumbre de que lo que habéis visto ha tenido lugar en la realidad, ¿no es
ésta una prueba de que la imaginación no ha intervenido en nada en el fenómeno,
sobre todo si eso no estaba en modo alguno en vuestra mente durante el estado
de vigilia?.
Pregunta 405. Muchas veces
vemos en sueños cosas que parecen presentimientos y que después no se cumplen.
¿A qué se debe esto?.
Respuesta. - Pueden cumplirse
para el Espíritu, si no es para el cuerpo, vale decir que el Espíritu ve la
cosa que desea porque va en su búsqueda. No hay que olvidar que durante
el sueño el alma se halla siempre más o menos bajo la influencia de la materia
y que, en consecuencia, no se libera nunca por entero de las ideas terrenales.
De lo que resulta que las preocupaciones de la vigilia pueden otorgar a aquello
que se ve la apariencia de lo que se desea o de lo que se teme.: es ese, en
verdad, lo que se puede denominar un efecto de la imaginación. Cuando nos
hallamos muy preocupados por una idea, relacionamos con ella todo lo que
estamos viendo.
Pregunta 406. Si vemos en
sueños a personas vivientes, a la que conocemos muy bien, realizando actos en
los que no piensan ellas en manera alguna, ¿es ese un efecto de pura
imaginación?
Respuesta. - “En los que no
piensan ellas en manera alguna”: ¿qué sabes tú? Sus Espíritus pueden venir a
visitar al tuyo, como el tuyo puede visitar al de ellas, y tú no conoces
siempre en qué están pensando. Además, frecuentemente también aplicáis a
personas que conocéis, y esto según vuestros propios deseos, lo que ha sucedido
o sucede en otras existencias.
Pregunta 407. El sueño completo
¿es necesario para la emancipación del Espíritu?
Respuesta. - No. El Espíritu
recupera su libertad cuando los sentidos se adormecen. Aprovecha, para
emanciparse, todos los instantes de respiro que el cuerpo le concede. Tan
pronto como hay postración de las energías vitales, el Espíritu se desprende, y
cuanto más débil es el cuerpo, tanto más libre se halla el Espíritu.
Así pues, la somnolencia, o
un simple aletargamiento de los sentidos, presenta en muchos casos las mismas
imágenes que el sueño.
Pregunta 408. En ocasiones nos
parece escuchar en nuestro fuero interno palabras pronunciadas con claridad y
que no tienen relación alguna con lo que nos preocupa. ¿A qué se debe esto?
Respuesta. - En efecto, y hasta
frases enteras, sobre todo cuando los sentidos comienzan a aletargarse. A veces
es un eco débil procedente de un Espíritu que quiere comunicarse contigo.
Pregunta 409. A menudo, en un
estado que no llega a ser aún el de somnolencia, cuando permanecemos con los
ojos cerrados vemos imágenes netas, figuras cuyos más pequeños detalles
captamos. ¿Es efecto de una visión, o simplemente producto de la imaginación?
Respuesta. - Una vez aletargado
el cuerpo, el Espíritu intenta romper su cadena. Se traslada y ve. Si se
estuviera dormido por completo, sería entonces un sueño.
Pregunta 410. En ocasiones
tenemos, durante el sueño o el adormecimiento, ideas que parecen muy buenas, y
que a pesar de los esfuerzos que hacemos para recordarlas, se borran de nuestra
memoria. ¿De dónde provienen tales ideas?
Respuesta. - Son el resultado
de la libertad del Espíritu, que se emancipa y disfruta de más facultades en
ese momento. Suelen ser casi siempre consejos que dan otros Espíritus.
Pregunta 410 a. ¿De qué sirven
esas ideas y consejos, puesto que perdemos su recuerdo y no podemos, por tanto,
aprovecharlos?
Respuesta. - Tales ideas
pertenecen a veces más al Mundo de los Espíritus que al corporal. Pero casi
siempre, si el cuerpo olvida el Espíritu recuerda, y la idea vuelve en el
instante preciso como una inspiración momentánea.
Pregunta 411. El Espíritu
encarnado, en los instantes en que se halla desprendido de la materia y obra
como Espíritu, ¿sabe cuándo morirá?
Respuesta. - Muchas veces lo
presiente. En ocasiones tiene de ello muy clara conciencia, y es esto lo que en
estado de vigilia la da la intuición del hecho. De ahí procede que ciertas
personas prevean a veces su muerte con gran exactitud.
Pregunta 412. La actividad del
Espíritu durante el descanso o el sueño del cuerpo ¿puede ocasionar fatiga a
éste?
Respuesta.
- Sí, por cuanto el Espíritu se encuentra ligado al cuerpo, como el globo
cautivo lo está al poste. Ahora bien, así como las sacudidas del globo aflojan
el poste, la actividad del Espíritu reacciona sobre el cuerpo y puede
producirle cansancio.
2.- Visitas espíritas entre
personas vivientes.
Pregunta 413. Del principio de
la emancipación del alma en el transcurso del sueño parece resultar que
llevamos una doble existencia simultánea: la del cuerpo, que nos provee la vida
de relación exterior, y la del alma, que nos proporciona la vida de relación
oculta. ¿Es esto exacto?
Respuesta. - En el estado de
emancipación la vida consciente del cuerpo cede a la del alma. Pero no se
trata, propiamente dicho, de dos existencias, sino más bien de dos fases de una
misma vida, porque el hombre no vive doblemente.
Pregunta 414. Dos personas que
se conozcan ¿pueden visitarse durante el sueño?.
Respuesta. - Sí, y otras muchas
que creen no conocerse se reúnen y se hablan. Tú puedes tener, sin sospecharlo,
amigos en otro país. El hecho de ir a ver, en el transcurso del sueño, a los
amigos, parientes, conocidos y personas que pueden seros útiles, es tan
frecuente que lo hacéis vosotros mismos casi todas las noches.
Pregunta 415. ¿Cuál puede ser
la utilidad de esas visitas nocturnas, puesto que no las recordamos?.
Respuesta. - Por lo general,
queda de ellas una intuición al despertar, y suelen ser el origen de ciertas
ideas que surgen de manera espontánea, sin que uno se las explique, y que no
son sino las que se han recibido en esos contactos.
Pregunta 416. ¿Puede el hombre
provocar voluntariamente las visitas espíritas?. ¿Le es posible, por ejemplo,
decir, cuando está a punto de dormirse: “Esta noche quiero encontrarme, en
Espíritu, con tal persona, hablarle y comunicarle tal otra cosa”?.
Respuesta. - He aquí lo que
sucede: el hombre se adormila, su Espíritu se aleja, y lo que el hombre había
resuelto el Espíritu con frecuencia está muy lejos de hacerlo, porque la vida
del hombre interesa poco al Espíritu cuando éste se halla desprendido de la
materia. Esto se refiere a los hombres suficientemente elevados, pues los otros
pasan de un modo muy distinto su existencia espiritual: se dedican a sus
pasiones o permanecen en la inactividad. Puede acontecer, pues, que según cuál
sea el motivo que lo mueva, el Espíritu vaya a visitar a las personas que desea
ver, pero aunque tenga voluntad de hacer algo cuando se encuentra despierto, no
hay razón para que después lo haga.
Pregunta 417. Cierto número de
Espíritus encarnados ¿pueden reunirse, pues, en asamblea?.
Respuesta. - A no dudarlo. Los
lazos de amistad, antiguos o recientes, suelen congregar de esta manera a
diversos Espíritus, dichosos de hallarse juntos.
Kardec. - La palabra
antiguos ha de entenderse como refiriéndose a los vínculos de amistad
contraídos en existencias anteriores. Al despertar, tenemos una intuición de
las ideas que hemos obtenido en esos coloquios ocultos, pero cuyo origen
ignoramos.
Pregunta 418. Una persona que
creyera muerto a uno de sus amigos, cuando en realidad éste se hallara con
vida, ¿podría encontrarse con él en Espíritu y comprobar así que estaba vivo? Y
en tal caso, ¿puede tener esa persona la intuición del hecho, al despertar?.
Respuesta.
- Como Espíritu podrá, por cierto, verle y conocer su suerte. Si el creer
muerto a su amigo no le es impuesto como prueba, dicha persona tendrá un
presentimiento de que el amigo está vivo, así como puede tener el
presentimiento de su muerte.
3.- Transmisión oculta del
pensamiento.
Pregunta 419. ¿A qué se debe
que una misma idea –la de un descubrimiento, por ejemplo- se produzca en varios
puntos a la vez?.
Respuesta. - Ya hemos dicho que
en el transcurso del sueño los Espíritus se comunican mutuamente. Pues bien,
cuando el cuerpo despierta, el Espíritu se acuerda de lo que ha aprendido, y el
hombre cree haberlo inventado. De esta manera, muchos pueden descubrir lo mismo
a la vez. Cuando manifestáis que una idea “está en el aire” es una figura más
exacta de lo que creéis. Cada cual contribuye a difundirla, sin sospecharlo.
Kardec. - De este modo
nuestro Espíritu revela muchas veces a otros Espíritus, y sin que nosotros lo
sepamos, lo que era objeto de nuestras preocupaciones durante la vigilia.
Pregunta 420. ¿Pueden los
Espíritus comunicarse si el cuerpo está del todo despierto?.
Respuesta. - El Espíritu no se
halla encerrado en el cuerpo como en una caja. Irradia a su alrededor. De ahí
que le sea posible comunicarse con otros Espíritus incluso en estado de
vigilia, aun cuando haga esto más difícilmente.
Pregunta 421. ¿A qué se debe
que con frecuencia dos personas completamente despiertas tengan al mismo tiempo
la misma idea?.
Respuesta. - Se trata de dos
Espíritus simpáticos que se comunican y ven recíprocamente su pensamiento, aun
cuando el cuerpo no duerma.
Kardec. - Hay entre los
Espíritus que se encuentran, una comunicación de pensamientos que hace que dos
personas se vean y se comprendan sin necesidad de los signos exteriores del
lenguaje. Se pudiera afirmar que hablan el lenguaje de los Espíritus.
4.- Letargia, catalepsia,
muerte aparente.
Pregunta 422. Los letárgicos y
catalépticos por lo general ven y escuchan lo que sucede alrededor de ellos
pero no pueden manifestarlo. ¿Tienen esas percepciones por los órganos
corporales, o sea, los ojos y los oídos?.
Respuesta. - No, sino por el
Espíritu. Éste se halla consciente de sí, mas no puede comunicarse.
Pregunta 422 a. ¿Por qué no le
es posible comunicarse?.
Respuesta. - A ello se opone el
estado del cuerpo. Ese estado particular de los órganos os proporciona la
prueba de que hay en el hombre algo más que el cuerpo. Puesto que éste no
funciona ya, pero sí actúa el Espíritu.
Pregunta 423. Durante la letargia ¿puede el
Espíritu desprenderse por completo del cuerpo, de manera de dar a éste todas
las apariencias de la muerte, y regresar a él después?.
Respuesta. - En la letargia no
está muerto el cuerpo, ya que existen funciones que se siguen cumpliendo. La
vitalidad se halla en él en estado latente, igual que en la crisálida, pero no
aniquilada. Ahora bien, el Espíritu está unido al cuerpo en tanto éste vive.
Una vez rotos los vínculos por la muerte real y la disgregación de los órganos,
la separación entre ambos es completa y el Espíritu no vuelve más. Cuando un
hombre que tenía las apariencias de muerte retorna a la vida es porque su
muerte no era total.
Pregunta 424. ¿Es posible, por
medio de cuidados que se dispensen a tiempo, reanudar los lazos prontos a
romperse y devolver la vida a un ser que, si no se le hubiese socorrido, habría
muerto definitivamente?.
Respuesta. - Sí, ¿qué duda
cabe?, y a diario tenéis pruebas de ello. El magnetismo es a menudo, en
casos así, un recurso poderoso, porque devuelve al cuerpo el fluido vital de
que carece y que resultaba insuficiente para mantener en funcionamiento los
órganos.
Kardec. - Letargia y
catalepsia tienen el mismo principio, consistente en la pérdida momentánea de
la sensibilidad y del movimiento por una causa fisiológica todavía no
explicada. Difieren en que, en la letargia, la suspensión de las energías
vitales es de carácter general y da al cuerpo todas las apariencias de la
muerte. En la catalepsia, en cambio, está localizada y puede afectar una parte
más o menos amplia del organismo, de modo que deja a la inteligencia en
libertad para manifestarse, lo que no permite confundirla con la muerte. La
letargia es en todos los casos natural. La catalepsia suele ser a veces
espontánea, pero puede también provocarse y suprimirse artificialmente por
acción magnética.
5.- Sonambulismo.
Pregunta 425. El sonambulismo
natural ¿tiene relación con los sueños?. ¿Cómo se puede explicarlo?.
Respuesta. - Es un estado de
independencia del alma más completa que durante el sueño, y en el que sus
facultades se encuentran más desarrolladas. El alma posee percepciones que no
tiene en el transcurso del sueño, el cual constituye un estado de sonambulismo
imperfecto.
Durante el sonambulismo, el
Espíritu se halla en total posesión de sí mismo. Por encontrarse los órganos
materiales, en cierta manera, en estado cataléptico, no reciben ya las
impresiones exteriores. Dicho estado se manifiesta en modo especial
durante el sueño: es el momento en que el Espíritu puede dejar
provisionariamente el cuerpo, por hallarse éste entregado al reposo indispensable
a la materia. Cuando los fenómenos sonambúlicos se producen es porque el
Espíritu, preocupado por una u otra cosa, se entrega a determinada acción que
requiere el uso de su cuerpo, del cual se sirve entonces en una forma análoga
al empleo que se hace de una mesa o de cualquier otro objeto material en la
producción de fenómenos o manifestaciones físicas, y aun de vuestra mano en
comunicaciones escritas. En los sueños de que se tiene conciencia, los órganos,
comprendidos los de la memoria, comienzan a despertar. Éstos reciben de manera
imperfecta las impresiones producidas por los objetos o las causas exteriores y
las comunican al Espíritu que, en reposo él mismo entonces, sólo percibe
sensaciones confusas y a menudo deshilvanadas, sin ninguna razón de ser
aparente, mezcladas con vagos recuerdos, ya sea de la actual existencia o de
vidas anteriores. Es así fácil comprender por qué los sonámbulos no tienen
ningún recuerdo de lo acontecido y por qué aquellos sueños cuya memoria
conservamos las más de las veces no poseen sentido alguno. Digo “las más de las
veces”, porque también sucede que ellos sean la consecuencia de un recuerdo
preciso de acontecimientos realizados en una vida anterior, y hasta, en
ocasiones, una especie de intuición del futuro.
Pregunta 426. El sonambulismo
denominado magnético ¿tiene relación con el sonambulismo natural?.
Nota del Copista. - El sonambulismo magnético, obedece al término que
empleó por primera vez el Marqués de Puységur,(1751-1825) como “sonambulismo
artificial”, al inducir a uno de sus pacientes mediante los pases magnéticos
propios del mesmerismo, a este estado de trance que se considera el inicio
moderno de las teorías del Hipnotismo.
Respuesta. - Se trata de una
misma cosa, con la diferencia de que aquél es provocado.
Pregunta 427. ¿De qué
naturaleza es el agente llamado “fluido magnético”?.
Respuesta. - Fluido vital,
electricidad “animalizada”, que son modificaciones del fluido universal.
Pregunta 428. ¿A qué se debe la
clarividencia sonambúlica?.
Respuesta. - Ya lo dijimos: es
el alma que ve.
Pregunta 429. ¿Cómo puede ver
el sonámbulo a través de los cuerpos opacos?.
Respuesta. - No existen cuerpos
opacos sino para vuestros órganos groseros. ¿No hemos dicho ya que para el
Espíritu la materia no es en manera alguna un obstáculo, puesto que libremente
la atraviesa?. Con frecuencia el sonámbulo os manifiesta que ve por la frente,
la rodilla, etcétera, porque vosotros, sumergidos por completo en la materia,
no comprendéis que puede ver sin ayuda de los órganos. Y él mismo, debido al
deseo que vosotros tenéis, cree necesitar de dichos órganos, pero si le
dejarais libre comprendería que está viendo con todas las partes de su cuerpo,
o, dicho mejor, ve fuera de su cuerpo.
Pregunta 430. Puesto que la clarividencia
del sonámbulo es la de su alma o Espíritu, ¿por qué no ve todo? Y también ¿por
qué razón se engaña muchas veces?.
Respuesta. - En primer lugar,
no es dado a los Espíritus imperfectos verlo y conocerlo todo. Bien es sabido
que ellos participan todavía de vuestros errores y prejuicios. Y además, cuando
se encuentran atados a la materia no gozan de la totalidad de las facultades
propias de los Espíritus. Dios ha concedido al hombre esa facultad con un fin
útil y serio, y no para enseñarle lo que no debe saber. He ahí por qué motivo
los sonámbulos no pueden decirlo todo…
Pregunta 431. ¿Cuál es la
fuente de las ideas innatas del sonámbulo y cómo puede hablar con exactitud de
cosas que ignora en estado de vigilia, y que están incluso por encima de su
propia capacidad intelectual?.
Respuesta. - Ocurre que el
sonámbulo posee más conocimientos de los que tú le conoces. Sólo que éstos se
encuentran aletargados, por cuanto su envoltura es demasiado imperfecta para
que pueda acordarse de ellos. Pero, al fin de cuentas, ¿qué es él? Es, igual
que vosotros, un Espíritu encarnado en la materia con el objeto de llevar a
cabo su misión, y el estado en que entra lo despierta de ese letargo. Con harta
frecuencia te hemos repetido que nosotros volvemos a vivir muchas veces. Y ese
cambio es el que le hace perder materialmente lo que ha podido aprender en una
vida anterior. Al ingresar en el estado que tú denominas crisis, él se
acuerda, pero no siempre de manera completa. Sabe, pero no podría explicar de
dónde los ha sacado ni cómo posee tales conocimientos. Una vez pasada la
crisis, todos los recuerdos se esfuman y vuelve a entrar en la oscuridad.
Kardec. - La experiencia
muestra que los sonámbulos reciben asimismo comunicaciones de otros Espíritus
que les transmiten lo que deben decir y suplen su insuficiencia. Esto se
advierte en especial en las prescripciones médicas: el Espíritu del sonámbulo
ve el mal y otro le indica el remedio. Esta doble acción se torna a veces
evidente y se revela, además, por esas expresiones que con tanta frecuencia les
escuchamos: “Se me dice que diga”, o “se me prohíbe decir” tal cosa. En este
último caso, hay siempre peligro en insistir para obtener una revelación
negada, porque entonces se da oportunidad a los Espíritus frívolos, que hablan
de todo sin escrúpulos y sin preocuparse de la verdad.
Pregunta 432. ¿Cómo explicar la
visión a distancia que en ciertos sonámbulos se observa?.
Respuesta. - ¿Acaso no se
traslada el alma durante el sueño? Lo propio ocurre en el sonambulismo.
Pregunta 433. El mayor o menor
desarrollo de la clarividencia sonambúlica ¿depende de la organización física,
o de la naturaleza del Espíritu encarnado?.
Respuesta. - De una y de otra.
Hay disposiciones físicas que posibilitan al Espíritu desprenderse de la
materia con mayor o menor facilidad.
Pregunta 434. Las facultades de
que goza el sonámbulo ¿son las mismas que posee el Espíritu después de la
muerte?.
Respuesta. - Hasta cierto
punto, porque hay que tomar en cuenta la influencia de la materia, a la cual
sigue unido.
Pregunta 435. ¿Puede el
sonámbulo ver a los otros Espíritus?.
Respuesta. - La mayoría de
ellos los ven muy bien. Depende del grado y de la índole de su lucidez. Pero,
en ocasiones no se dan cuenta de ello en el primer momento, y los confunden con
seres corporales. Esto ocurre, sobre todo, a aquellos sonámbulos que no tienen
conocimiento alguno del Espiritismo. No comprenden aún la esencia de los
Espíritus. Ello los asombra, de ahí que crean estar viendo seres vivientes.
Kardec. - El mismo efecto se
produce en el instante de la muerte en aquellas personas que se creen todavía
vivas. Nada en torno de ellas les parece haber cambiado, se les ocurre que los
Espíritus poseen cuerpos similares a los nuestros, y toman por un cuerpo real la
apariencia de cuerpo de los Espíritus.
Pregunta 436. El sonámbulo que
posee la visión a distancia ¿ve desde el punto en que está su cuerpo, o desde
aquel en que se encuentra su alma?.
Respuesta. - ¿A qué esta
pregunta, si es el alma la que ve, y no el cuerpo?.
Pregunta 437. Puesto que la que
se traslada es el alma, ¿cómo puede el sonámbulo experimentar en su cuerpo las
sensaciones de calor o frío correspondientes al lugar en que se halla su alma,
la cual está a veces muy lejos de su cuerpo?.
Respuesta. - El alma no ha
dejado por completo al cuerpo. Sigue ligada a él por el lazo que los une. Y ese
vínculo es el que conduce las sensaciones. Cuando dos personas se comunican de
una ciudad a otra mediante la electricidad, ésta constituye el lazo que une sus
pensamientos. De ahí que conversen como si estuvieran una frente a otra.
Pregunta 438. El empleo que
hace un sonámbulo de su facultad ¿influye sobre el estado de su Espíritu
después de la muerte?.
Respuesta.
- Mucho, como el buen o mal uso de todas las facultades que Dios ha otorgado al
hombre.
6.- Éxtasis.
Pregunta 439. ¿Qué diferencia
hay entre el éxtasis y el sonambulismo?.
Respuesta. - El éxtasis es un
sonambulismo más depurado. El alma del extático es todavía más independiente.
Pregunta 440. ¿Penetra de veras
el Espíritu del extático en los mundos superiores?.
Respuesta. - Sí, los ve y
comprende la felicidad de quienes los habitan. De ahí que querría permanecer en
ellos. Pero hay mundos que son inaccesibles para los Espíritus que no están lo
bastante purificados.
Pregunta 441. Cuando el
extático manifiesta el deseo de dejar la Tierra ¿habla con sinceridad?. Y ¿no
es retenido aquí por su instinto de conservación?.
Respuesta. - Ello depende del
grado de pureza del Espíritu. Si ve su posición futura mejor que su vida
actual, se esfuerza por quebrar los vínculos que lo ligan a la Tierra.
Pregunta 442. Si se abandona al extático a sí mismo ¿podría su
alma dejar en forma definitiva el cuerpo?.
Respuesta. - En efecto, puede
morir. Por eso hay que atraerlo con todo lo que pueda retenerlo aquí, y en
especial haciéndole comprender que, si rompiera la cadena que lo sujeta al
mundo, ese sería el medio más seguro para no poder quedarse allá, donde
comprende que sería dichoso.
Pregunta 443. Hay cosas que el
extático pretende ver y que, evidentemente, son el producto de una imaginación
excitada por las creencias y preconceptos terrenales. Todo lo que ve ¿no es
entonces real?.
Respuesta. - Lo que está viendo
es real para él. Pero, como su Espíritu sigue bajo el influjo de las ideas
terrenas, puede que lo vea a su modo o, mejor dicho, tal vez lo exprese en un
lenguaje conforme a sus preconceptos y a las ideas con que lo educaron, o a las
vuestras, para darse a entender mejor. Sobre todo en este sentido puede
incurrir en error.
Pregunta 444. ¿Qué grado de
confianza es posible conceder a las revelaciones de los extáticos?.
Respuesta. - El extático podrá
engañarse con mucha frecuencia, sobre todo cuando quiere penetrar en aquello
que debe seguir siendo un misterio para el hombre, porque en tal caso se
abandona a sus propias ideas, o bien se convierte en juguete de Espíritus
embusteros que aprovechan su entusiasmo para fascinarlo.
Pregunta 445. ¿Qué
consecuencias es posible extraer de los fenómenos del sonambulismo y del
éxtasis?. ¿No constituirían, quizá, una especie de iniciación para la vida
futura?.
Respuesta. - O, para decirlo
mejor, lo que el hombre entrevé es la vida pasada y la vida futura. Estudie él
estos fenómenos y encontrará en ellos la solución de más de un enigma que su
razón trata inútilmente de develar.
Pregunta 446. Los fenómenos del
sonambulismo y del éxtasis ¿podrían estar de acuerdo con el materialismo?.
Respuesta. - El que los estudie
de buena fe y sin prevención no podrá ser ni materialista ni ateo.
7.- Doble vista.
Pregunta 447. El fenómeno
designado con el nombre de doble vista ¿tiene relación con el sueño
y el sonambulismo?.
Nota de H. Pires. - Kardec ha usado las dos expresiones: “segunda vista” y
“doble vista”, inclinándose evidentemente
por la primera de ellas. Pero, como es más común “doble vista”, se prefiere
aquí.
Respuesta. - Todo esto es una
misma cosa. Lo que denominas doble vista es el Espíritu en estado de
mayor libertad, aunque el cuerpo no esté dormido. La doble vista es la vista
del alma.
Pregunta 448. ¿Es permanente la
doble vista?.
Respuesta. - La facultad, sí.
Su ejercicio, no. En los mundos menos materiales que el vuestro los Espíritus
se desprenden con mayor facilidad y entran en comunicación recíproca por el
solo vehículo del pensamiento, sin excluir, empero, el lenguaje articulado.
Asimismo, la doble vista es allí, para la mayoría, una facultad permanente. Su
estado normal puede compararse al de vuestros sonámbulos lúcidos, y esa es
también la razón por la cual se manifiestan a vosotros más fácilmente que
aquellos otros que están encarnados en cuerpos más groseros.
Pregunta 449. ¿Se desarrolla la
doble vista de una manera espontánea, o por voluntad del que está dotado de
ella?.
Respuesta. - En la mayoría de
los casos es espontánea, pero muchas veces también la voluntad desempeña en
ella un rol importante. Así, toma como ejemplo a esas personas a las que se
conoce como pronos-ticadores de la buenaventura, algunas de las cuales poseen
esta facultad, y verás que es la voluntad la que las ayuda a desarrollar esa
doble vista, así como la que tú llamas visión.
Pregunta 450. La doble vista
¿es susceptible de desarrollarse mediante el ejercicio?.
Respuesta. - Sí, el trabajo
trae siempre progreso, y el velo que cubre las cosas se torna menos denso.
Pregunta 450 a. Esa facultad
¿depende de la organización física?.
Respuesta. - Por cierto que la
organización física desempeña un papel. Hay organismos que son refractarios a
ella.
451. ¿A qué se debe que la
doble vista parezca ser hereditaria en determinadas familias?.
Respuesta. - Similitud de
organización, que se transmite de unos individuos a otros, así como sucede con
las demás cualidades físicas. Además, desarrollo de la facultad mediante una
especie de educación, que también se transmite de uno a otro.
Pregunta 452. ¿Es cierto que
determinadas circunstancias desarrollan la doble vista?.
Respuesta. - La enfermedad, la
proximidad de un peligro, una gran conmoción, pueden manifestarla. El cuerpo se
halla a veces en un estado particular que permite al Espíritu ver lo que no
podéis percibir con vuestros ojos.
Kardec. - Las épocas de
crisis y calamidades, las grandes emociones; en suma, todas aquellas causas que
sobreexcitan lo moral, provocan en ocasiones el desarrollo de la doble vista.
Pareciera como si la Providencia, cuando nos encontramos frente al peligro, nos
diera el medio para conjurarlo. Todas las sectas y partidos que han sufrido
persecución ofrecen de ello numerosos ejemplos.
Pregunta 453. Las personas dotadas
de doble vista ¿tienen en todos los casos conciencia de su facultad?.
Respuesta. - No siempre. Es
para ellos algo muy natural, y muchos creen que si todo el mundo se observara a
sí mismo, cada cual debería descubrirse esa facultad.
Pregunta 454. ¿Se podría
atribuir a una especie de doble vista la perspicacia de ciertas personas que,
sin tener nada de extraordinario, juzgan las cosas con mayor precisión que
otras?.
Respuesta. - Siempre es el alma
la que irradia con más libertad y que juzga mejor que cuando se halla bajo el
velo de la materia.
Pregunta 454 a. ¿Puede esa
facultad, en ciertos casos, dar la presciencia de las cosas?
Respuesta. - En efecto. Da también los presentimientos, porque en dicha
facultad existen muchos grados, y un mismo individuo podrá poseer todos los
grados de ella, o sólo algunos.
8.- Resumen teórico del
sonambulismo, el éxtasis y la doble vista.
455. Los fenómenos del
sonambulismo natural se producen en forma espontánea y son independientes de
toda causa exterior conocida. Pero en ciertas personas, provistas de una
organización especial, pueden ser provocados artificialmente, por la acción del
agente magnético.
El estado que se designa con el
nombre de sonambulismo magnético sólo difiere del sonambulismo natural
en que el uno es provocado, al paso que el otro es espontáneo.
El sonambulismo natural
constituye un hecho notorio, que nadie piensa poner en tela de juicio, pese a
lo maravilloso de los fenómenos que presenta. ¿Qué tiene, pues, de
extraordinario o irracional el sonambulismo magnético, por el hecho de ser
producido artificialmente, como tantas otras cosas? Se ha dicho que los
charlatanes lo han explotado: razón de más PARA que no lo dejemos en sus manos…
Cuando la ciencia lo haya tomado a su cargo, el charlatanismo disfrutará de
mucho menos crédito entre las multitudes. Pero en el ínterin, como quiera que
el sonambulismo natural o artificial es un hecho, y contra un hecho no hay
razonamiento posible, se sigue acreditando, no obstante la mala voluntad de
algunos a su respecto, y esto en la ciencia misma, a la que ingresa por una
gran cantidad de portezuelas en vez de hacerlo por la puerta grande. Cuando
esté acreditado del todo habrá que concederle el derecho de ciudadanía.
Para el Espiritismo, el
sonambulismo significa más que un fenómeno fisiológico: es una luz proyectada
sobre la psicología. Mediante ella se puede estudiar el alma, porque ésta se
muestra allí al descubierto. Ahora bien, uno de los fenómenos que lo
caracterizan es la clarividencia independiente de los órganos visuales
ordinarios. Los que refutan este hecho se basan en que el sonámbulo no ve en
todos los casos, y a voluntad del experimentador, igual que con los ojos. ¿Hay
que asombrarse de que, siendo diferentes los medios, los efectos no sean los
mismos?. ¿Es natural pedir efectos idénticos cuando el instrumento ya no
existe?. El alma posee sus facultades, como el ojo las suyas. Hay que
evaluarlas por sí propias y no por analogía.
La causa de la clarividencia
del sonámbulo magnético y del sonámbulo natural es en ambos casos la misma: se
trata de un atributo del alma, una facultad inherente a todas las partes
del Ser incorpóreo que en nosotros reside, y que sólo tiene los límites
asignados al alma misma. El sonámbulo ve en todas partes adonde su alma puede
trasladarse, sea cual fuere la distancia implicada.
En la visión a distancia, el
sonámbulo no ve las cosas desde el punto en que su cuerpo se halla, y como por
un efecto telescópico. Las está viendo presentes, y como si él se encontrara en
el lugar en que ellas existen, porque en realidad su alma se halla ahí. Por eso
su cuerpo está como aniquilado y pareciera privado de sensaciones, hasta el
momento en que el alma vuelve a tomar posesión de él. Esta parcial separación
del alma y el cuerpo es un estado anormal que puede tener una duración más o
menos prolongada, pero no ilimitada. Constituye la causa de la fatiga que el
cuerpo experimenta después de cierto tiempo, sobre todo cuando el alma se
entrega a un trabajo activo.
Puesto que la vista del alma o
Espíritu no está circunscrita ni tiene sede determinada, esto explica por qué
los sonámbulos no pueden asignarle un órgano especial. Ven porque ven, sin
saber el porqué ni el cómo, pues la vista no posee un asiento propio para
ellos, en cuanto Espíritus que son. Si se refieren a su cuerpo, les
parece que esa sede se localiza en los centros en que es mayor la actividad
vital, especialmente en el cerebro, en la zona epigástrica o en el órgano que,
para ellos, es el punto de unión más íntimo entre el Espíritu y el
cuerpo.
El poder de la lucidez
sonambúlica no es sin límites. Aun estando el Espíritu del todo libre, se halla
limitado en sus facultades y conocimientos, según el grado de perfección que
haya alcanzado. Y lo está más cuando se encuentra unido a la materia, cuyo
influjo universal es infalible. Podemos contar tanto menos con su infalibilidad
cuando la distraemos del objetivo que la Naturaleza se ha propuesto con ella y
hacemos de la misma un objeto de curiosidad y de experimentación.
En el estado de desprendimiento
en que se encuentra el Espíritu del sonámbulo entra con más facilidad en
comunicación con los otros Espíritus, encarnados o no encarnados. Dicha
comunicación se establece por el contacto de los fluidos que integran los
periespíritus y sirven de transmisión al pensamiento, como el conductor eléctrico.
El sonámbulo no necesita, pues, que el pensamiento sea articulado por la
palabra: lo siento y lo adivina. Es esto lo que lo torna eminentemente
impresionable y accesible a las influencias de la atmósfera moral en que se
halla. De ahí que una una abstracta e ininteligible metafísica para correr en
busca de las causas de nuestra existencia moral, Dios pone a diario ante sus
ojos y al alcance de su mano los medios más simples y patentes para el estudio
de la psicología experimental.
El éxtasis es el estado en que
la independencia entre el alma y el cuerpo se manifiesta de la manera más
perceptible y se torna, en cierto modo, palpable.
Durante el sueño y en el
sonambulismo el alma erra por los mundos terrenales. En el éxtasis, penetra
ella en un mundo incógnito, el de los Espíritus etéreos con quienes entra en
comunicación, sin que pueda, empero, exceder ciertos límites que no le sería
posible franquear sin romper del todo los lazos que la unen al cuerpo. Un
fulgor resplandeciente, nuevo por completo, la circunda; armonías desconocidas
en la Tierra la extasían; un bienestar indefinible la penetra: goza por
anticipado de la beatitud celeste y se puede decir que pone un pie en el
umbral de la eternidad.
En el estado de éxtasis el
aniquilamiento del cuerpo es casi total. Sólo le resta, por así decir, la vida orgánica, y se
siente que el alma no está ligada a él más que por un hilo, que un esfuerzo
adicional quebraría sin remedio.
En ese estado, todo pensamiento
terreno desaparece, para dar lugar al sentimiento depurado que constituye la
esencia misma de nuestro Ser inmaterial. Todo él entregado a tan sublime
contemplación, el extático sólo considera la vida como una momentánea detención
en el camino. Para él, bienes y males, alegrías groseras y miserias de este
mundo no son sino fútiles incidentes de un viaje del cual se siente dichoso de
alcanzar el fin.
Sucede con los extáticos lo que
con los sonámbulos: su lucidez puede ser más o menos perfecta, y su propio
Espíritu, según sea su grado de elevación mayor o menor, es asimismo más o
menos apto para conocer y comprender las cosas. En ocasiones hay en ellos más
exaltación que verdadera lucidez, o, dicho mejor, esa exaltación perjudica a su
lucidez. De ahí que sus revelaciones sean a menudo una mezcla de verdades y
errores, de sublimidades y absurdos, e incluso ridiculeces. Los Espíritus
inferiores suelen sacar partido de tal exaltación, que es siempre causa de
debilidad cuando no se sabe refrenarla, para dominar al extático, y con este
propósito se revisten a sus ojos de apariencias que lo mantienen dentro
de sus ideas o prejuicios de la vigilia. Es este un escollo, pero todos los
extáticos no son iguales. Toca a nosotros juzgar con frialdad y pesar sus
revelaciones en la balanza de la razón.
La emancipación del alma se
manifiesta a veces en estado de vigilia y produce el fenómeno designado con el
nombre de doble vista, que otorga, a quienes están dotados de ella, la
facultad de ver, escuchar y sentir más allá de los lindes de nuestros
sentidos. Perciben las cosas ausentes en todas partes a las que el alma
extiende su acción. Podríamos decir que ven por medio de la vista ordinaria y
como por una suerte de espejismo.
En el instante en que se opera
el fenómeno de la doble vista cambia en forma perceptible el estado físico. Los
ojos presentan cierta vaguedad, el sonámbulo mira sin ver, toda su fisonomía
refleja una especie de exaltación. Se comprueba que los órganos de la visión
son ajenos al fenómeno, por cuanto la visión persiste aunque estén los ojos
cerrados.
Esta facultad les parece, a los
que de ella gozan, tan natural como la de ver. Para ellos es un atributo de su
ser, que no consideran excepcional. El olvido sucede casi siempre a esa lucidez
transitoria cuyo recuerdo, cada vez más nebuloso, concluye por desaparecer,
como el de un sueño.
El poder de la doble vista
varía desde la sensación confusa hasta la clara y nítida percepción de las
cosas presentes o ausentes. En estado rudimentario, da a ciertas personas
tacto, perspicacia, una especie de seguridad en sus actos, que se puede
denominar la exactitud de la penetración moral. Cuando está
más evolucionada, suscita presentimientos. Y si todavía se desarrolla más,
muestra los acontecimientos sucedidos o en vías de ocurrir.
El sonambulismo natural y
artificial, el éxtasis y la doble vista no son sino variedades o modificaciones
de una misma causa. Estos fenómenos, así como los sueños, están en la
Naturaleza. De ahí que en todo tiempo hayan existido. La historia nos muestra
que fueron conocidos, e incluso explotados, desde la más remota antigüedad, y
en ellos encontramos explicación para una multitud de hechos que los prejuicios
hicieron que se tuvieran por sobrenaturales.
Todos estos fenómenos se hallan
en la hora actual científicamente demostrados por las experimentaciones
parapsicológicas, aun cuando ciertos investigadores pretenden obtener que “se
adapten al materialismo”.