miércoles, 30 de enero de 2013

11 - Mundo Espírita - Capítulo 4

Pluralidad de Existencias...

El Libro de los Espíritus - Allan Kardec

1.- De la reencarnación.

Pregunta 166. ¿Cómo puede acabar de depurarse el alma que no ha alcanzado la perfección durante la vida corporal?.

Respuesta. - Sufriendo la prueba de una nueva existencia.

Pregunta 166 a. ¿De qué manera realiza el alma esta nueva existencia?. ¿Por su transformación como Espíritu?.

Respuesta. - Al depurarse, el alma experimenta sin duda una transformación, pero para ello necesita la prueba de la vida corporal.



Pregunta 166 b. El alma ¿tiene, pues, muchas existencias corpóreas?.

Respuesta. - Sí, todos tenemos muchas existencias. Los que afirmen lo contrario quieren manteneros en la ignorancia en que ellos mismos están:. ese es su deseo.

Pregunta 166 c. De este principio parece resultar que el alma, tras haber dejado un cuerpo, toma otro. Dicho de otra manera, reencarna en un nuevo cuerpo. ¿Así hay que entenderlo?.

Respuesta. - Evidentemente.

Pregunta 167. ¿Cuál es el objetivo de la reencarnación?.

Respuesta. - Expiación, mejoramiento progresivo de la humanidad. Sin esto, ¿dónde estaría la justicia?.

Pregunta 168. El número de las existencias corporales, ¿es limitado, o el Espíritu reencarna perpetuamente?.

Respuesta. - Con cada nueva existencia el Espíritu da un paso más por la senda del progreso. Cuando se ha despojado de todas sus impurezas ya no tiene necesidad de las pruebas de la vida corporal.

Pregunta 169. El número de encarnaciones, ¿es el mismo para todos los Espíritus?.

Respuesta. - No, el que adelanta con rapidez se ahorra pruebas. No obstante, esas encarnaciones sucesivas son siempre muy numerosas, por cuanto el progreso es casi infinito.

Pregunta 170. ¿En qué se convierte el Espíritu después de su última encarnación?.

Respuesta. - Espíritu bienaventurado, Espíritu puro.


2.- Justicia de la reencarnación.

Pregunta 171. ¿En qué se funda el dogma de la reencarnación?.
Respuesta. - En la justicia de Dios y en la revelación, porque sin cesar os lo repetimos:. Un buen padre deja siempre a sus hijos una puerta abierta para el arrepentimiento. ¿No te dice la razón que sería injusto privar para siempre de la dicha eterna a todos aquellos de quienes no ha dependido mejorar?. ¿Acaso todos los hombres no son hijos de Dios?. Sólo entre los humanos egoístas se encuentra la iniquidad, el odio implacable y los castigos sin perdón.

Kardec. - Todos los Espíritus tienden a la perfección y Dios les provee los medios de obtenerla mediante las pruebas de la vida corporal. Pero, en su justicia, les reserva que cumplan en nuevas existencias lo que no pudieron hacer o perfeccionar en una primera prueba.
No estaría de acuerdo con la equidad y la bondad de Dios castigar para siempre a aquellos que han podido encontrar obstáculos para su mejoramiento, independientemente de su voluntad y en el medio mismo donde se hallaban ubicados. Si la suerte del hombre después de su muerte estuviera irremediablemente fijada, Dios no habría pesado las acciones de todos con la misma balanza y no los hubiera tratado con imparcialidad.

La doctrina de la reencarnación, esto es, aquella que consiste en admitir para el hombre muchas existencias sucesivas, es la única que responde a la idea que nos formamos de la justicia de Dios para con hombres de una condición moral inferior, la única que puede explicarnos el porvenir y fundamentar nuestras esperanzas, puesto que nos ofrece el medio de rescatar nuestras faltas mediante nuevas pruebas. La razón nos lo indica y los Espíritus así lo enseñan.

El hombre que tiene conciencia de su inferioridad encuentra en la doctrina de la reencarnación una esperanza consoladora. Si cree en la justicia de Dios no puede esperar que será por siempre diferente de aquellos que han obrado mejor que él. El pensamiento de que esa inferioridad no lo deshereda para siempre del bien supremo, y que podrá conquistarlo por medio de nuevos esfuerzos, lo sostiene y reanima su valor. ¿Quién, al término de su carrera, no lamenta haber adquirido demasiado tarde una experiencia que ya no puede aprovechar? Pero esa experiencia tardía no está perdida, pues la aprovechará en una nueva existencia.


3.- Encarnación en los diferentes mundos.
Pregunta 172. Nuestras diversas existencias corporales, ¿se cumplen todas en la Tierra?.

Respuesta. - No, no todas, sino en los distintos mundos. Las de la Tierra no son las primeras ni las últimas, y son de las más materiales y alejadas de la perfección.

Pregunta 173. En cada nueva existencia corpórea, ¿pasa el alma de un mundo a otro, o puede cumplir varias en un mismo globo?.

Respuesta. - Puede encarnar muchas veces en un mismo globo, si no está lo bastante adelantada para pasar a un mundo superior.

Pregunta 173 a. Así pues, ¿podemos reaparecer varias veces en la Tierra.

Respuesta. - Ciertamente.

Pregunta 173 b. Y después de haber vivido en otros mundos ¿podemos volver aquí?.

Respuesta. - Seguro. Es posible que hayáis vivido ya en otras partes y también en la Tierra.

Pregunta 174. Reencarnar en la Tierra, ¿constituye una necesidad?.

Respuesta. - No. Pero si no adelantáis podréis ir a otro mundo que no sea mejor que la Tierra, o que sea aún peor.

Pregunta 175. ¿Existe una ventaja en volver a vivir aquí?.

Respuesta. - Ninguna ventaja en particular, a menos de estar cumpliendo una misión. Entonces se adelanta, aquí como en otras partes.

Pregunta 175 a. ¿No seríamos más dichosos si permaneciéramos en el estado de Espíritus?.

Respuesta. - ¡No, no! Se quedaría estacionario, y lo que se quiere es adelantar hacia Dios.

Pregunta 176. Tras haber encarnado en otros mundos, ¿pueden los Espíritus hacerlo en éste, si no encarnaron nunca aquí?.

Respuesta. - Sí, como vosotros en los demás globos. Todos los mundos son solidarios. Lo que no se realiza en uno se cumple en otro.

Pregunta 176 a. De esta manera, ¿hay hombres que están en la Tierra por primera vez?.

Respuesta. - Los hay, muchos y en diversos grados.

Pregunta 176 b. ¿Se puede reconocer por cualquier indicio cuándo un Espíritu está por vez primera reencarnado en la Tierra?.

Respuesta. - Eso no tendría ninguna utilidad.

Pregunta 177. Para llegar a la perfección y a la ventura suprema, que es la meta postrera de todos los hombres, ¿debe el Espíritu pasar por la serie de pruebas de todos los mundos que en el Universo existen?.

Respuesta. - No, porque hay muchos mundos que están en el mismo grado y donde el Espíritu no aprendería nada nuevo.

Pregunta 177 a. ¿Cómo explicar entonces la pluralidad de sus existencias en un mismo globo?.

Respuesta. - Tal vez se encuentre en cada ocasión en situaciones muy diferentes, que son para él otras tantas oportunidades para adquirir experiencia.

Pregunta 178. ¿Pueden los Espíritus volver a vivir corporalmente en un mundo relativamente inferior a aquel en que han residido ya?.

Respuesta. - Sí, cuando deben realizar una misión para ayudar al progreso, y en tal caso aceptan con alegría las tribulaciones de esa existencia, porque les proporcionan un medio para adelantar.

Pregunta 178 a. ¿No puede ocurrir esto también por expiación, y no es posible que Dios envíe a Espíritus rebeldes a mundos inferiores?.

Respuesta. - Los Espíritus pueden permanecer estacionarios, pero no retroceden, y entonces su castigo consiste en no seguir adelantando y en recomenzar las existencias mal empleadas en el medio que a su naturaleza conviene.

Pregunta 178 b. ¿Cuáles son los que deben recomenzar una misma existencia?

Respuesta. - Los que fallen en su misión o en sus pruebas.

Pregunta 179. Los Seres que habitan cada mundo, ¿han llegado todos a un mismo grado de perfección?.

Respuesta. - No, es como en la Tierra.: los hay más o menos adelantados.

Pregunta 180. Al pasar de este globo a otro, ¿conserva el Espíritu la inteligencia que en la Tierra tenía?.

Respuesta. - Sin duda alguna. La inteligencia no se pierde, aunque acaso no posea los mismos medios de manifestarla. Esto depende de su superioridad y del estado del cuerpo que tome.

Pregunta 181. Los Seres que habitan los diferentes mundos, ¿tienen cuerpos similares a los nuestros?.

Respuesta. - Desde luego, poseen cuerpos, puesto que es necesario que el Espíritu esté revestido de materia para obrar sobre ella. Pero esa envoltura es más o menos material, según sea el grado de pureza a que hayan llegado los Espíritus, y es eso lo que constituye la diferencia entre los mundos que debemos recorrer. Porque hay muchas moradas en la casa de nuestro Padre y, en consecuencia, muchos grados. Unos lo saben y tienen conciencia de ello en la Tierra, al paso que otros no están en modo alguno en las mismas condiciones.

Pregunta 182. ¿Podemos conocer con exactitud el estado físico y moral de los diversos mundos?.

Respuesta. - Nosotros, los Espíritus, no podemos responder sino conforme al grado en que vosotros os halláis. Vale decir que no debemos revelar esas cosas a todos, por cuanto todos no están en situación de comprenderlas, y esto los turbaría.

Kardec. - A medida que el Espíritu se purifica el cuerpo de que se halla revestido se va acercando igualmente a la naturaleza espírita. La materia se torna menos densa, ya no se arrastra penosamente por el suelo, las necesidades físicas son menos groseras, los seres vivos no tienen ya necesidad de destruirse unos a otros para nutrirse. El Espíritu es más libre y posee, para las cosas distantes, percepciones que nos son desconocidas; y lo que nosotros vemos con los ojos del cuerpo, él lo percibe mediante el pensamiento.
                                                               
La purificación de los Espíritus se refleja en el perfecciona-miento moral de los seres en que se han encarnado. Las pasiones animales se debilitan, el egoísmo cede su lugar al sentimiento fraternal. Así pues, en los mundos superiores al nuestro no se conocen las guerras. Los odios y las discordias no tienen objeto allí, porque nadie piensa en dañar a sus semejantes. La intuición que poseen acerca de su porvenir, la seguridad que les otorga una conciencia libre de remordimientos, hacen que la muerte no les cause la menor aprensión. La ven llegar sin temor, como una mera transformación.

La duración de la vida, en los diversos globos, parece estar proporcionada al grado de superioridad física y moral de los mismos, y esto es perfectamente razonable. Cuanto menos material sea el cuerpo, tanto menos sujeto estará a las vicisitudes que lo desorganizan. Y cuanto más puro el Espíritu, menos pasiones lo minarán. Es ese un beneficio más de la Providencia, que de este modo quiere abreviar los sufrimientos.

Pregunta 183. Al pasar de un mundo a otro ¿pasa también el Espíritu por una nueva infancia?.

Respuesta. - La infancia es dondequiera una transición necesaria, pero no en todas partes es tan torpe como entre vosotros.

Pregunta 184. ¿Puede el Espíritu escoger el nuevo mundo en que ha de residir?.

Respuesta. - No siempre, pero le cabe solicitarlo, y podrá obtenerlo si lo ha merecido. Porque los mundos sólo son accesibles a los Espíritus de acuerdo con su grado de elevación.

Pregunta 184 a. Si el Espíritu no pide nada, ¿qué es lo que determina el mundo en que habrá de reencarnar?.

Respuesta. - Su grado de elevación.

Pregunta 185. El estado físico y moral de los seres vivos, ¿es perpetuamente el mismo en cada globo?.

Respuesta. - No. También los mundos se encuentran sometidos a la ley del progreso. Todos han comenzado como el vuestro, en un estado inferior, y la misma Tierra experimentará una transformación similar. Se convertirá en un paraíso terrenal cuando los hombres se hayan hecho buenos.

Kardec. - De modo que las razas que en la hora actual pueblan la Tierra desaparecerán un día, siendo sustituidas por seres cada vez más perfectos. Esas razas transformadas sucederán a la de hoy, así como ésta ha reemplazado a otras más groseras todavía.

Pregunta 186. ¿Hay mundos en que el Espíritu, dejando de habitar un cuerpo material, sólo tiene ya por envoltura al periespíritu?.

Respuesta. - Sí, y esa envoltura misma se torna tan etérea que para vosotros es como si no existiera. Se trata entonces del estado de Espíritus puros.

Pregunta 186 a. De ello parece resultar que no hay una demarcación neta entre el estado de las últimas encarnaciones y el de Espíritu puro.

Respuesta. - Tal demarcación no existe. Puesto que las diferencias se van borrando poco a poco, aquélla se torna imperceptible, como la noche que se esfuma ante las primeras claridades del alba.

Pregunta 187. La sustancia del periespíritu ¿es idéntica en todos los globos?.

Respuesta. - No, es más o menos etérea. Al pasar de un mundo a otro, el Espíritu se reviste de la materia propia de cada uno de ellos, lo que se opera con la rapidez del relámpago.

Pregunta 188. Los Espíritus puros ¿habitan mundos especiales o se hallan en el espacio universal sin estar más ligados a un globo que a otro?.

Respuesta. - Los Espíritus puros residen en ciertos mundos, pero no se encuentran confinados en ellos, como sucede a los hombres en la Tierra. Con más facilidad que los otros pueden trasladarse a todas partes.     

Kardec. -  Según los Espíritus, de todos los cuerpos celestes que integran nuestro sistema planetario está la Tierra entre aquellos cuyos habitantes se hallan menos adelantados en lo físico y en lo moral. Marte le sería aún inferior y Júpiter muy superior, desde todos los puntos de vista. El Sol no sería un astro habitado por seres corpóreos, sino un lugar de reunión de los Espíritus superiores, quienes irradian desde allí mediante el pensamiento hacia los otros mundos, a los que dirigen por intermedio de Espíritus menos elevados, con los cuales se comunican sirviéndose del fluido universal. Como constitución física, el Sol sería un foco de electricidad. Todos los soles parecerían estar en una situación idéntica. El volumen de cada mundo y la distancia que los separa del Sol no tienen ninguna relación necesaria con su grado de progreso, puesto que, a lo que parece, Venus se hallaría más adelantado que la Tierra, y Saturno, menos que Júpiter.                                                                                                  Muchos Espíritus que animaron a personas conocidas en la Tierra dijeron haber reencarnado en Júpiter, uno de los mundos más cercanos a la perfección, y ha habido oportunidad de asombrarse al ver en ese globo tan adelantado a hombres que la opinión humana no consideraba en la Tierra como de la misma categoría. Esto no ha de sorprendernos en modo alguno. Primero, si se considera que ciertos Espíritus que habitaban aquel planeta han podido ser enviados a la Tierra para cumplir en ella una misión que, a nuestro entender, no los colocaba en el primer rango. Segundo, porque entre su existencia terrestre y la desarrollada en Júpiter han podido tener otras intermedias, en las cuales hayan mejorado. Y tercero, en suma, porque en aquel mundo, igual que en el nuestro, hay diferentes grados de desarrollo, y de uno a otro grado es posible que exista la distancia que separa entre nosotros al aborigen del hombre civilizado. Así pues, por el hecho de vivir en Júpiter no se inferirá que se esté en el nivel de los Seres más perfeccionados, como tampoco se deduce que alguien que vive en París deba hallarse al nivel de un sabio del Instituto.                                                                                                              Las condiciones de longevidad no son tampoco en todas las partes las mismas que en la Tierra y la edad de los individuos no se puede comparar. Una persona que falleció algunos años atrás, al ser evocada manifestó que había encarnado seis meses antes en un mundo cuyo nombre nos es desconocido. Interrogada acerca de la edad que tenía entonces en ese mundo, respondió. “No puedo precisarla, porque no contamos el tiempo como vosotros. Además, la forma de vida no es la misma. Nos desarrollamos aquí con mucha mayor rapidez. Por tanto, aunque no haga más de seis de vuestros meses que yo me encuentro aquí, puedo deciros que en lo tocante a la inteligencia tengo treinta años de la edad que contaba en la Tierra”.                                                            Muchas respuestas análogas han dado otros Espíritus, y ello no tiene nada de inverosímil. ¿No vemos acaso en la Tierra a muchísimos animales que adquieren en pocos meses su desarrollo normal? ¿Por qué no ha de acontecer lo mismo con el hombre, en otras esferas? Subrayemos, por otra parte, que el desarrollo alcanzado por el hombre en nuestro mundo a la edad de treinta años quizá no es sino una especie de infancia si se le compara con el que debería alcanzar. Es preciso tener la visión muy limitada para considerarnos en todo los prototipos de la Creación, y es rebajar a la Divinidad creer que fuera de nosotros no haya más nada que crear. En la actualidad resulta chocante pensar en la posibilidad de vida en planetas como Júpiter, Marte o Venus, por carecer ellos de las condiciones ambientales necesarias. Pero hay que recordar al lector, que al igual que no vemos a los Espíritus, y sin embargo podemos dar testimonio de su realidad, un caso análogo ocurriría con los habitantes de dichos planetas, en donde la materia puede estar vibrando en distintas coordenadas vibratorias a las nuestras. Además puede tratarse de mundos transitorios, en donde la vida sólo sea espiritual y no física.


4.- Transmigración progresiva.
Pregunta 189. ¿Goza el Espíritu de la plenitud de sus facultades desde el principio de su formación?.

Respuesta. - No, porque el Espíritu, igual que el hombre, tiene también su infancia. En su origen, los Espíritus sólo poseen una existencia instintiva y apenas si tienen conciencia de sí mismos y de sus actos. La inteligencia se desarrolla sólo poco a poco.

Pregunta 190. ¿Cuál es el estado del alma en su primera encarnación?.

Respuesta. - El estado de la infancia en la vida corporal. Su inteligencia despunta apenas. El alma se ensaya para la vida.

Pregunta 191. Las de nuestros salvajes, ¿son almas en estado de infancia?

Respuesta. - Infancia relativa, pues son almas ya desarrolladas, que poseen pasiones.

Pregunta 191 a. En consecuencia, ¿las pasiones constituyen un signo de desarrollo?.

Respuesta. - De desarrollo, sí; pero no de perfección. Son un indicio de actividad y de la conciencia del yo, en tanto que en el alma primitiva la inteligencia y la vida se hallan en estado de germen.

Kardec. - En su conjunto, la vida del Espíritu recorre las mismas fases que observamos en la existencia corporal. Pasa gradualmente del estado de embrión al de la infancia, para llegar, tras una sucesión de períodos, al estado de adulto, que es el de perfección, con la diferencia de que en la vida del Espíritu, no hay declinación ni decrepitud, como en la vida corporal acontece. Difiere, además, en que su existencia, que tuvo un comienzo, no tendrá un fin; en que necesita un tiempo inmenso, desde nuestro punto de vista, para pasar de la infancia espírita a un completo desarrollo, y su progreso se cumple no en una sola esfera, sino pasando por mundos diversos. La vida del Espíritu está integrada, pues, por un serie de existencias corporales, cada una de las cuales representa para él una oportunidad de progreso, del modo que cada vida corporal se compone de una serie de días, en cada uno de los cuales adquiere el hombre un poco más de experiencia e instrucción. Pero, así como en la vida humana existen jornadas que no aportan ningún fruto, así también en la del Espíritu hay existencias corporales que no dan provecho alguno, porque no supo aprovecharlas.

Pregunta 192. ¿Es posible ya, en esta vida, y por medio de una conducta perfecta, franquear todos los grados y convertirse en Espíritu puro, sin pasar por los grados intermedios?.                                                                

Respuesta. - No, porque lo que el hombre considera perfecto está lejos de serlo. Hay cualidades que desconoce y no puede comprender. Podrá ser tan perfecto como lo permita su naturaleza terrena, pero ello no será la absoluta perfección. Sucede lo propio con un niño: por muy precoz que sea, ha de pasar por la juventud antes de llegar a la edad madura. Así también ocurre con el enfermo, que pasa por la convalecencia antes de recobrar por entero su salud. Además, el Espíritu debe progresar en conocimientos y en moralidad. Si sólo avanzó en uno de esos sentidos, precisa que adelante en el otro para alcanzar el punto más alto de la escala. Pero, cuanto más progrese el hombre en su vida presente, menos largas y penosas resultarán para él las pruebas que sigan.

Pregunta 192 a. ¿Puede el hombre asegurarse en esta vida una existencia futura menos llena de amargura?.

Respuesta. - Por cierto que sí, le cabe abreviar la longitud y las dificultades del camino. Sólo el despreocupado se encuentra siempre en el mismo punto.

Pregunta 193. ¿Podrá un hombre, en sus nuevas existencias, descender a un punto más bajo que aquel en que se hallaba?.

Respuesta. - En su posición social, sí; pero como Espíritu, no.

Pregunta 194. El alma de un hombre de bien, ¿puede, en una nueva encarnación, animar el cuerpo de un malhechor?.

Respuesta. - No, puesto que no le es posible degenerar.

Pregunta 194 a. El alma de un perverso, ¿podría convertirse en la de un hombre de bien?.

Respuesta. - Sí, si se ha arrepentido, y en tal caso se trata de una recompensa.

Kardec. - La marcha de los Espíritus es progresiva y jamás retrocede. Se elevan ellos de manera gradual en la jerarquía y no descienden del rango que han alcanzado. En sus diversas existencias corporales pueden descender en su condición humana, pero no como Espíritus. Así, el alma de un poderoso de la Tierra podrá más tarde animar el cuerpo del más humilde de los artesanos, y viceversa. Porque las categorías entre los humanos están, a menudo, en razón inversa de la elevación de los sentimientos morales. Herodes era rey, y Jesús, carpintero.

Pregunta 195. La posibilidad de mejorar en otra existencia, ¿no puede inducir a ciertas personas a perseverar en un mal camino, por pensar que podrán siempre corregirse más tarde?.

Respuesta. - El que así piense no cree en nada y la idea de un castigo eterno ya no le hace mella, porque su razón la rechaza, y tal idea lleva a la incredulidad acerca de todo. Si sólo se hubieran empleado medios racionales para conducir a los hombres no existirían hoy tantos escépticos. Un Espíritu imperfecto podrá pensar, en su vida corporal, como tú acabas de decirlo, pero una vez desprendido de la materia reflexionará de otra manera, y pronto comprenderá que ha hecho mal sus cálculos, y es entonces que adquirirá un concepto distinto para aplicar en una nueva existencia. Así se lleva a cabo el progreso, y he aquí por qué tenéis en la Tierra unos hombres más adelantados que otros. Unos tienen ya una experiencia que otros no poseen aún, pero que adquirirán poco a poco. De ellos depende acelerar su progreso o retardarlo indefinidamente.

Kardec. - El hombre que se halle en mala posición deseará cambiarla lo antes posible. El que esté persuadido de que las adversidades de esta vida son la consecuencia de sus imperfecciones, tratará de asegurarse una nueva existencia menos penosa. Y este pensamiento lo apartará más de la senda del mal que la idea del fuego eterno, en el cual no cree.

Pregunta 196. Puesto que no pueden los Espíritus mejorar si no es sufriendo las congojas de la existencia corpórea, ¿se deduce de ello que la vida material sería una especie de tamiz o depuratorio por el que deben pasar los Seres del Mundo Espírita para llegar a la perfección?.

Respuesta. - Sí, eso es precisamente. Mediante tales pruebas mejoran, evitando el mal y practicando el bien. Pero sólo después de muchas encarnaciones o depuraciones sucesivas alcanzan, en un tiempo más o menos prolongado, según hayan sido sus esfuerzos, la meta a la cual tienden.

Pregunta 196 a. ¿El cuerpo es el que influye sobre el Espíritu para mejorarlo, o el Espíritu el que influye sobre el cuerpo?.                                               

Respuesta. - Tu Espíritu lo es todo. Tu cuerpo constituye una vestidura que entra en putrefacción.: he ahí todo.                                                             Kardec. - Hallamos una comparación material de los diversos grados de depuración del alma en el zumo de la uva. Contiene éste licor denominado espíritu o alcohol, pero debilitado por una cantidad de materias extrañas que alteran su esencia. Sólo alcanza la absoluta pureza tras varias destilaciones, en cada una de las cuales se va despojando de alguna impureza. El cuerpo es el alambique en el que debe entrar para depurarse. Las materias extrañas son las que desecha el periespíritu al purificarse, conforme el Espíritu se va acercando a la perfección.


5.- Suerte de los niños después de la muerte.

Pregunta 197. El Espíritu de un niño muerto a temprana edad, ¿está tan adelantado como el del adulto?.

Respuesta. - A veces mucho más, porque puede haber vivido mucho y poseer mayor experiencia, sobre todo si ha progresado.

Pregunta 197 a. Así pues, ¿puede el Espíritu de un niño estar más evolucionado que el de su padre?.

Respuesta. -Esto es muy frecuente, ¿No lo comprobáis vosotros mismos a menudo, en la Tierra?.

Pregunta 198. Puesto que el niño muerto a tierna edad no ha podido hacer el mal, ¿pertenece su Espíritu a los grados superiores?.

Respuesta. - Si no ha hecho el mal, tampoco hizo el bien, y Dios no lo exime de las pruebas que ha de padecer. Si es puro no será porque era niño, sino porque se hallaba más adelantado.

Pregunta 199. a. ¿Por qué muchas veces se ve interrumpida la vida en la niñez?.

Respuesta. - La duración de la vida del niño puede ser, para el Espíritu en él encarnado, el complemento de una existencia interrumpida antes del término debido, y su muerte es a menudo una prueba o una expiación para los padres.

Pregunta 199 a. ¿En qué se transforma el Espíritu de un niño muerto a edad temprana?.

Respuesta. - Recomienza una nueva existencia.

Kardec. - Si el hombre tuviera una sola vida, y si después de ella su suerte futura estuviese fijada para la eternidad, ¿cuál sería el mérito de la mitad de la especie humana que muere a tierna edad, para disfrutar sin esfuerzos de la dicha eterna, y con qué derecho sería liberada de las condiciones con frecuencia tan duras impuestas a la otra mitad?. Semejante orden de cosas no podría estar de acuerdo con la justicia de Dios. Por medio de la reencarnación se establece la igualdad para todos. El porvenir pertenece a todos sin excepción y no hay favor para nadie. Los que llegan últimos sólo pueden atribuirlo a sí mismos. El hombre debe tener el mérito de sus acciones, así como le cabe la responsabilidad de ellas.

Por otra parte, no es racional considerar a la infancia como un estado normal de inocencia. ¿No vemos niños dotados de los peores instintos en una edad en que la educación no ha podido todavía ejercer su influjo?. ¿No conocemos otros que parecieran haber traído de nacimiento la astucia y la falsedad, la perfidia y el instinto mismo del robo y el crimen, no obstante los buenos ejemplos de que están rodeados?. La ley civil les absuelve de sus delitos porque alega que han obrado sin discernimiento. Y tiene razón, pues en efecto actúan más por instinto que en forma deliberada. Pero, ¿de dónde pueden proceder esos instintos tan diversos en niños de una misma edad, educados en idénticas condiciones y sometidos a iguales influencias?. ¿De dónde proviene esa precoz perversidad, si no es de la inferioridad del Espíritu, puesto que la educación no ha intervenido para nada en ello?. Los que son viciosos, lo son porque sus Espíritus han progresado menos y sufren entonces las consecuencias de esto, no por sus acciones de niño, sino por las de sus anteriores existencias, y de esta manera la ley es la misma para todos y la justicia de Dios a todos alcanza.  


6.- Sexos en los Espíritus.

Pregunta 200. ¿Tienen sexo los Espíritus?.
Respuesta. - No, en el sentido en que vosotros lo entendéis, por cuanto los sexos dependen del organismo. Hay entre ellos amor y simpatía, pero basados en la afinidad de sentimientos.

Pregunta 201. El Espíritu que ha animado el cuerpo de un hombre, ¿puede en una nueva existencia animar el de una mujer, y viceversa?.

Respuesta. - Sí, son los mismos Espíritus los que animan a hombres y mujeres.

Pregunta 202. Cuando se es Espíritu, ¿se prefiere encarnar en el cuerpo de un hombre o en el de una mujer?.

Respuesta. - Esto importa poco al Espíritu. Depende de las pruebas por las que tenga que pasar.

Kardec. - Los Espíritus encarnan en hombres o mujeres, pues no poseen sexo. Como deben progresar en todos sentidos, cada sexo, así como cada posición social, les ofrece pruebas y deberes particulares y la ocasión de cosechar experiencias. El que hubiera sido siempre hombre sólo sabría lo que saben los hombres.


7.- Parentesco, filiación.
Pregunta 203. ¿Transmiten los padres a sus hijos una porción de su alma, o sólo se limitan a darles la vida animal, a la cual, otra alma, brinda la vida moral?.

Respuesta. - Sólo la vida animal, puesto que el alma es indivisible. Un padre torpe puede tener hijos talentosos, y a la inversa.

Pregunta 204. Ya que hemos tenido muchas existencias, ¿re remonta el parentesco más allá de nuestras vida actual?.

Respuesta. - No podría ser de otra manera. La sucesión de existencias corpóreas establece entre los Espíritus vínculos que se remontan a vuestras vidas anteriores. A menudo nace de ahí la simpatía entre vosotros, y también el que algunos Espíritus os parezcan extraños.

Pregunta 205. A los ojos de ciertas personas la doctrina de la reencarnación parece destruir los lazos de familia al hacerlos remontarse más allá de su actual existencia.

Respuesta. - Los amplía, no los destruye. Fundándose el parentesco en afectos anteriores, los vínculos que unen a los miembros de una misma familia son menos precarios. La doctrina de la reencarnación aumenta los deberes de la fraternidad, ya que en vuestro vecino o servidor puede encontrarse un Espíritu que ha estado unido a vosotros por los lazos de la sangre.

Pregunta 205 a. Sin embargo, disminuye la importancia que algunos atribuyen a la filiación, puesto que se puede haber tenido por padre a un Espíritu que haya pertenecido a otra raza, o que viviera en una situación completamente distinta.

Respuesta. - Es cierto, pero esa importancia se basa en el orgullo. Lo que la mayoría honra en sus antepasados son los títulos, el rango, la fortuna. Uno que se ruborizaría por haber tenido como abuelo a un honrado zapatero, se jactaría en cambio si descendiera de un gentil-hombre libertino. Pero, por más que digan o hagan, no impedirán que las cosas sean como son, porque Dios no ha fundamentado sobre la vanidad de ellos las leyes de la Naturaleza.

Pregunta 206. Del hecho de que no haya filiación entre los Espíritus de los descendientes de una misma familia, ¿se podrá inferir que el culto de los antepasados sea una cosa ridícula?.

Respuesta. - Con seguridad que no, porque se debe ser dichoso de pertenecer a una familia en la cual hayan encarnado Espíritus elevados. Aun cuando los Espíritus no proceden los unos de los otros, no por eso dejan de profesar afecto a los que están ligados a ellos por los lazos familiares, porque esos Espíritus a menudo han sido atraídos a tal o cual familia por simpatía o por vínculos anteriores. Pero creed que los Espíritus de vuestros antecesores no se sienten honrados en modo alguno por el culto que les profesáis sobre la base del orgullo. Su mérito no se transmitirá a vosotros sino en la medida en que os esforcéis por seguir los buenos ejemplos que os han dejado, y únicamente entonces vuestro recuerdo podrá no sólo resultarles agradable, sino también serles útil.


8.- Semejanzas físicas y morales.

Pregunta 207. Los progenitores suelen transmitir con frecuencia a sus hijos una semejanza física, ¿Les transmiten también un parecido moral?.

Respuesta. - No, puesto que se trata de almas o Espíritus diferentes. El cuerpo procede del cuerpo, pero el Espíritu no procede del Espíritu. Entre los descendientes de las razas sólo existe consanguinidad.

Pregunta 207 a. ¿A qué se deben las semejanzas morales que existen a veces entre padres e hijos?.

Respuesta. - Son Espíritus que simpatizan, atraídos por la similitud de inclinaciones.

Pregunta 208. Los Espíritus de los progenitores, ¿no ejercen influencia sobre el del niño después del nacimiento de éste?.

Respuesta. - Tienen una influencia muy grande. Como ya dijimos, los Espíritus deben coadyuvar a su mutuo progreso. Pues bien, los de los padres tienen por misión desarrollar el de sus hijos mediante la educación. Para el Espíritu del padre es esta una tarea.: si falla, será culpable.

Pregunta 209. ¿Por qué padres buenos y virtuosos engendran niños de naturaleza perversa?. Dicho de otro modo.: ¿por qué las buenas cualidades de los progenitores no atraen siempre, por simpatía, a un Espíritu bueno para animar a su hijo?.                                                                                          

Respuesta. - Un Espíritu malo puede solicitar padres buenos, con la esperanza de que sus consejos lo encaminarán por una senda mejor, y a menudo Dios se los concede.

Pregunta 210. ¿Pueden los padres, mediante sus pensamientos y plegarias, atraer hacia el cuerpo de su hijo a un Espíritu bueno más que a uno inferior?.

Respuesta. - No, pero podrán mejorar al Espíritu del hijo que han engendrado y que les es confiado. Tal es su deber. Malos hijos constituyen una prueba para sus progenitores.

Pregunta 211. ¿A qué se debe la semejanza de carácter que existe a menudo entre dos hermanos, sobre todo en el caso de gemelos?.

Respuesta. - Espíritus simpáticos, que se acercan por la afinidad de sus sentimientos y que se sienten dichosos de estar juntos.

Pregunta 212. En los hermanos siameses, cuyos cuerpos están unido el uno al otro y que poseen ciertos órganos en común, ¿hay dos Espíritus, o sea dos almas?.

Respuesta. - Sí, pero la semejanza entre ambos hace muchas veces que parezcan sólo uno a vuestros ojos.

Pregunta 213. Puesto que los Espíritus encarnan en los hermanos gemelos por simpatía, ¿cuál es la causa de la aversión que en ciertos casos se advierte entre éstos?.

Respuesta. - No, es regla que los gemelos sean Espíritus que simpatizan. Ciertos Espíritus malos pueden haber querido luchar juntos en el teatro de la vida.

Pregunta 214. ¿Qué pensar de las historias según las cuales algunos niños luchan en el mismo seno materno?.

Respuesta. - Es una imagen. Para expresar que su odio era antiguo, se le ha hecho remontar hasta antes de su nacimiento. Por lo general, no tomáis suficientemente en cuenta las figuras poéticas.

Pregunta 215. ¿A qué se debe el carácter distintivo que se observa en cada pueblo?.

Respuesta. - Los Espíritus tienen también familias, formadas por la afinidad de sus inclinaciones, más o menos depuradas, según sea su grado de elevación. Y bien, un pueblo es una gran familia en la que se reúnen Espíritus que simpatizan. La tendencia a unirse que tienen los miembros de esas familias da origen al parecido existente, que determina el carácter distintivo de los individuos de cada pueblo. ¿Crees por ventura que Espíritus buenos y humanitarios buscarán, para encarnar, un pueblo duro y grosero?. No, los Espíritus simpatizan con las masas, así como con los individuos.: mas siempre procurando su medio.

Pregunta 216. ¿Conserva el hombre, en sus nuevas existencias, huellas del carácter moral de sus vidas anteriores?.

Respuesta. - Sí, puede suceder. Pero al mejorar, cambia. Su posición social podrá también no ser ya la misma. Si de amo como era se convierte en esclavo, sus inclinaciones serán completamente distintas y con trabajo le reconoceríais. Siendo el Espíritu el mismo en las diversas encarnaciones, sus manifestaciones pueden presentar ciertas analogías de una a otra, pero modificadas por los hábitos que su nueva posición le inculca, hasta que un perfeccionamiento notable haya mudado por entero su carácter, porque de orgulloso y ruin, que era antes, puede volverse humilde y humanitario, si se ha arrepentido.

Pregunta 217. ¿Conserva el hombre, en sus distintas encarnaciones, rasgos físicos del carácter de sus vidas precedentes?.

Respuesta. - El cuerpo anterior es destruido y el nuevo no tiene ninguna relación con aquél. Sin embargo, el Espíritu se refleja en el cuerpo. Por cierto que el cuerpo sólo constituye materia, pero pese a ello es modelado de acuerdo con las cualidades del Espíritu, quien le imprime cierto carácter, en modo especial en el semblante, y con razón se ha dicho que los ojos son el espejo del alma. Esto es, que el rostro refleja con más particularidad al alma. Porque una persona excesivamente fea puede tener, sin embargo, algo que agrade cuando su cuerpo es la envoltura de un Espíritu bondadoso, sabio y humanitario, mientras que hay rostros muy bellos que no te hacen sentir nada y por los cuales incluso experimentas repulsión. Podrías creer que sólo los cuerpos bien constituidos son la envoltura de los Espíritus más perfectos, mientras que estás encontrando todos los días a hombres de bien bajo una apariencia exterior deforme. Sin tener un parecido pronunciado, la semejanza de gustos y tendencias puede, pues, dar lo que se llama “aire de familia” a algunos individuos.

Kardec. - Puesto que el cuerpo que reviste al alma en una nueva encarnación no tiene ninguna relación necesaria con el que ella ha dejado, ya que puede provenir de otro origen enteramente distinto, sería absurdo pensar en una sucesión de vidas de una semejanza que sólo es fortuita. Sin embargo, las cualidades del Espíritu modifican con frecuencia a los órganos que sirven a sus manifestaciones, e imprimen al rostro, e inclusive al conjunto de los modales, un sello distintivo. Así pues, bajo la más humilde de las envolturas es posible encontrar la expresión de la grandeza y de la dignidad, al paso que bajo el hábito del gran señor se ve en ocasiones la de la bajeza e ignominia. Algunas personas surgidas de la posición más ínfima adoptan sin esfuerzo los hábitos y modales del mundo elegante. Pareciera como si volviesen a encontrar allí su elemento; mientras que otras, a despecho de su nacimiento y educación, se hallan siempre desubicadas en ese medio. ¿De qué modo explicar este hecho, si no es como un reflejo de lo que ha sido antes el Espíritu?

9.- Ideas innatas.

Pregunta 218. El Espíritu encarnado, ¿conserva alguna huella de las percepciones que ha tenido y de los conocimientos que adquirió en sus vidas anteriores?.

Respuesta. - Le queda un vago recuerdo, que le da lo que denominamos ideas innatas.

Pregunta 218 a. ¿De manera que la teoría de las ideas innatas no es una quimera?.

Respuesta. – No. los conocimientos adquiridos en cada existencia no se pierden. Una vez desprendido de la materia, el Espíritu siempre los recuerda. En el trascurso de la encarnación podrá en parte olvidarlos, en forma temporaria, pero la intuición que le queda de ellos coopera a su progreso. A no ser por esto debería recomenzar de continuo. En cada nueva existencia, el Espíritu toma como punto de partida el alcanzado en su vida precedente.

Pregunta 218 b. Así pues, ¿ha de existir una gran conexión entre dos existencias sucesivas?.

Respuesta. - No siempre tan grande como podrías creerlo, por cuanto las situaciones son a menudo muy diferentes, y en el intervalo ha podido el Espíritu progresar.

Pregunta 219. ¿Cuál es el origen de las facultades extraordinarias de algunos individuos que, sin haber hecho estudios previos, parecen tener la intuición de ciertos conocimientos, como los idiomas, el cálculo matemático, etcétera?.

Respuesta. - Recuerdo del pasado. Progreso anterior del alma, pero del cual el individuo mismo no tiene conciencia. ¿De dónde quieres que provengan?. El cuerpo cambia, pero no el Espíritu, aunque mude de vestimenta.

Pregunta 220. Al cambiar de cuerpo, ¿se puede perder ciertas facultades intelectuales, por ejemplo, dejar de aficionarse a las artes?.

Respuesta. - En efecto, si se ha manchado esa inteligencia o si se hizo mal uso de ella. Además, determinada facultad puede permanecer aletargada durante una existencia, porque el Espíritu quiere ejercer otra que no tiene relación con aquélla. Entonces queda en estado latente, para reaparecer más tarde.

Pregunta 221. ¿A un recuerdo retrospectivo debe el hombre, aun en estado salvaje, el sentimiento instintivo de la existencia de Dios y el presentimiento de la vida futura?.

Respuesta. - Se trata de un recuerdo que ha conservado de lo que sabía cómo Espíritu antes de encarnar. Pero el orgullo sofoca a menudo ese sentimiento.

Pregunta 221 a. ¿A ese mismo recuerdo se deben ciertas creencias relativas a la Doctrina Espírita, que en todos los pueblos encontramos?.

Respuesta. - Esta Doctrina es tan antigua como el mundo. De ahí que se la halle en todas partes, y esto constituye una prueba de que es verdadera. Al conservar la intuición de su estado como Espíritu, el Espíritu encarnado tiene la conciencia instintiva del Mundo Invisible, pero muchas veces ésta es falseada por los prejuicios, y la ignorancia mezcla a ella con la superstición.

Nota. - Aluden los Espíritus a la eternidad espiritual de la Doctrina y su permanente proyección en la Tierra. Mas debemos distinguir entre sus manifestaciones falseadas, que se produjeron en el pasado, y la manifestación pura que en este libro se encuentra. Los rasgos de la Doctrina Espírita señalan el derrotero de la evolución humana en la Tierra, pero sólo con esta obra se presentó ella definida y completa. Por eso, el Espiritismo es en la Tierra una Doctrina moderna, aun cuando no sea “una invención moderna”, como lo subraya Kardec, puesto que nadie lo inventó. J H Pires.